jueves, 20 de mayo de 2010

La temida operación bikini



Despertador. Son las siete de la mañana, Pipo vuela hasta mi lado de la cama, lloriquea y ladra hasta que me levanto. Ufff, estoy muerta. ¿Qué tiempo hará hoy? Asomo la cabeza al balcón y el sol está radiante. Pues decidido, hoy iré a trabajar con ropa más ligera. Y es justo en ese instante cuando comienza la tortura de elegir esa prenda que el verano pasado te quedaba ideal y, sin embargo, esta mañana...

Un año más desde mi balcón arranca la primavera y con ella, el calor, la ropa ligera y, como no, los michelines, la celulitis y la crueldad del bikini.

Es hora de tomar medidas (y drásticas). De nuevo mi balcón me da la clave. Acabo de ver asomada desde la ventana a una pareja que iba muy propia haciendo footing. Sonreían, respiraban acompasados y lucían un palmito de impresión. Y, de repente, he pensado en lo maravilloso que sería el que yo saliera a correr. Dicho y hecho, queda inaugurada la operación bikini 2010, algo que se traduce en un par de charlas serias con mi consejera nutricional, salir a correr dos días en semana, un par de cremas infalibles y, como no, mucha paciencia.

Lo primero que hay que dejar de lado son las dietas milagro. Es un hecho que no funcionan, incrementan las posibilidades del temido efecto yo-yo y son muy frustrantes a largo plazo. Hay que comer de todo y bien.

Quedan prohibidas las bollerías industriales, los fritos, la comida basura y, en esencia, todo lo que nos encanta y sabemos de sobra que no es bueno.

Aumentar la cantidad de proteínas vegetales y reducir las animales es un buen comienzo. Un consejo eficaz puede ser dejar la leche de vaca a un lado, poco digestiva, y cambiarla por una versión de soja, avena o arroz. Cocina al wok, hervido, al horno o a la plancha, olvídate de las mantequillas y usa aceite de oliva.

Con estos primeros consejos, el balcón abre sus puertas a la operación bikini con la intención de que no sea traumática y sí sana y llevadera.

PD. Al final me he decidido por una camiseta de estilo marinero (anchita) que tapa decentemente los excesos del invierno.

1 comentario:

  1. Ay, el invierno, por qué será que nos dura hasta el verano en el cuerpo. Y por qué estará todo tan rico. Mola esto de leer tu vida en directo jaja. A Pipo ponle a dieta, a ver si va a llegar pasado de kilos al verano y no va a ser el rey del barrio y el más ligón. Abrazos.

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