martes, 17 de agosto de 2010

Recuerdos del balcón

La niña estaba asomada al balcón mientras su abuela terminaba de recoger la casa. Era temprano en una mañana de verano madrileña, por lo que el frescor matutino aún aliviaba el calor que vendría después. Al grito de su abuela, la pequeña salió escopetada, era el momento de salir a comprar. Ir al mercado de Chamberí y alrededores no es como ir a otros mercados, es una experiencia única. La gente se conoce, los dependientes llaman a los clientes por su nombre, mientras les ofrecen su mejor género. Ese espíritu de barrio que en muchos lugares de Madrid ya se lo ha comido el asfalto, la impersonalidad de sus gentes y algún que otro gran centro comercial.

En la calle Ponzano, antes de alcanzar el mercado y, por aquel entonces, muy pegada a La Violeta, se encuentra la primera parada de la abuela y la nieta. Una carnicería, que abrió allá por 1930, en vísperas de la II República y poco antes de nacer la abuelita. Entrar en el establecimiento es respirar el aroma de un buen jamón, un queso de impresión y una carne de primera. La pequeña solo hace que mirar hacía una pequeña rampa que va desde el mostrador hasta su altura, ella bien sabe que por ahí, el dueño, Manolo le lanzará los ansiados sugus.

De aquello han pasado algo más de 20 años y no hace mucho la pequeña ha vuelto a comprar en la carnicería López, hoy reformada, sin rampa, pero sí con caramelos. ¡Qué recuerdos! Manolo sigue con la carne y Juanjo, su hijo, es salchichero. Ambos derrochan simpatía y buen hacer en uno de los barrios más castizos de Madrid.

Los de ahora no son sugus, sino caramelos blandos para que ninguno se ahogue. Debo reconocer que me supieron a gloria y me hicieron retroceder 20 años atrás, donde era una niña cargada de sueños e ilusiones. Esa es la clave, es hora de seguir soñando, de tener ilusiones y expectativas, porque aunque con 20 años más sigo teniendo dentro a esa niña a la que le gusta ir a comprar al mercado.

PD. Por cierto, La Violeta desapareció, una lástima porque los caramelos eran increíbles por no hablar de los dulces...

martes, 3 de agosto de 2010

"Erupcionada"

En un capítulo del doctor House en el que se encuentra recluido en su apartamento por su adicción a la vicodina, éste resuelve, desde su ordenador, un caso que un paciente de su hospital ha lanzado a la web. Emulando a mi doctor favorito y para acabar con los nervios que me corroen antes de mi crucial visita al dermatólogo mañana os resumo aquí mis síntomas a ver si alguno se lo hacéis llegar al que esté llamado a ser mi House particular y me soluciona el asunto.

Tengo granos, bueno como ronchones, en mi cara, pecho, tripa y espalada. Son rojitos y me pican de cuando en cuando. No he cambiado de alimentación, he dejado de ponerme cremas y potingues varios. Tomé un antihistamínico recetado por mi doctor de cabecera que no me hizo nada. Llevo casi tres semanas con ello.

Estos son los datos y aunque no debiera pensar en ello, me he planteado posibles causas a mi "supuesta" alergia. La más importante es sin duda la que tiene relación con el pequeño Pipo, lleva cuatro meses con nosotros y entiendo que las alergias a animales son más fuertes y relacionadas más con síntomas respiratorios. En cualquier caso, la decisión está tomada no quiero deshacerme de él. La otra opción es la más coherente quizá. Puro estrés. Sería ideal que por fin un médico me dijera que debo parar, tomarme la vida más tranquilamente (take it easy, que dicen los americanos) y, porque no, dejar de trabajar en un lugar que realmente me da alergia.

Sea lo que sea, mañana la solución.